El Nido Tejido
Valeria Burgoa

En la búsqueda y en la experimentación de la bolsita de té, utilicé en un comienzo bolsas ya usadas, las que llamo reciclaje doméstico. Para la obra de esta muestra es reciclaje industrial, son fallas industriales de la fábrica. Una vez recolectadas, comienza la eliminación de la etiqueta y del contenido. Luego el plegado y pegado se comienza a construir una superficie, un tejido que se va conformando uno a uno, atrapando en el ejercicio lo inconsciente y lo consciente mediante el reciclaje.Con una mirada estética el objeto cotidiano pasa a ser una obra de arte.
El Nido Tejido en el imaginario del espectador es lo que él quiera ver, experimentar o sentir, la obra en sí no es nada. Como artista los invito a descubrir cada una de las partes que confirman la obra, a palparla y a viajar a través de las sensaciones y de la imaginación.
El Nido Tejido simboliza el tiempo de construcción y el nacimiento de una obra, contiene un período de acción y de espera. Su forma: la contención y gestación de un algo. Desde una mirada más psicológica, como un refugio para la procreación y cuidado de las crías, en donde está presente la teoría del apego. Este nido tejido, también como el nido construido por la madre (madre en un sentido simbólico), y en este caso el nido del artista. Este refugio actúa como lugar de regulación emocional, de calma y/o protección.
El Nido como el lugar del nacimiento, el nido como el lugar de re abastecimiento emocional. El nido contiene, protege, gesta y finalmente se deja, el nido tiene un tiempo definido, aunque a veces se regresa a él… Valeria Burgoa es Artista plástica Licenciada en Artes por la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso.
Ha participado en múltiples exposiciones en Chile y el extranjero: CORPORACION CULTURAL DE LAS CONDES, CENTRO CULTURAL PANGUIPILLI, PISO DISEÑO PARQUE ARAUCO, MAISON DE FRANCE, GALERIA DE ARTE CCU, HOTEL IF PATAGONIA, CCCB-BARCELONA, CASA MATER, entre otras.
“Valeria trabaja con la materialidad de la bolsa de té, producto industrial, usado masivamente en la cultura mundial actual y que constituye un insignificante desecho que, en este caso, es reciclado con otro objetivo: un trabajo de arte.

Para esto utiliza, en un comienzo, como soporte, el formato de cuadro enmarcado, con vidrio y realizaron, en conjunto, figuras geométricas básicas; el cuadrado y el rectángulo, el círculo y el triángulo pero esta vez, la figura geométrica única de esta exposición es el círculo, como una manera de evitar, según explicaron la propia artista, las diferencias temáticas y formales que seguramente originarían individualmente, y concentrar la acción y la mirada en la materia; la bolsa de té sin uso con falla industrial.
El trabajo ha ido evolucionando y las cantidades de bolsas de té utilizadas es sorprendente, conformando en este caso, un tejido que posa de forma aérea y liviana para contener y anidar la belleza que simboliza el arte y en si mima la Obra”
«Bosques, praderas, valles, desiertos, montañas, océanos son algunas extensiones o escenarios naturales que nos rodean. Sin embargo, este paisaje ha experimentado una violenta transformación, ha sido devorado por el cemento y la agitada vida de las grandes urbes y, simultáneamente se ha ido generando una invasión de objetos y elementos de deshecho.

Si un paisaje trae consigo otro reflejo, la lejanía del hombre frente a la naturaleza se manifiesta también en un alejamiento de sí mismo. Nos movemos en un consumo veloz, incapaces de discernir entre lo necesario y lo accesorio. En este mundo finito, perecedero, poblado de formas ¿puede la mirada definir la vastedad del paisaje frente a lo irrecuperable?¿Será posible una extensión sin márgenes?¿Cuál es el precipicio donde va a caer finalmente esta extensión?
Todo comienza en un devenir y la mirada nos aproxima a la multiplicidad como un impulso que podría mover montañas diseminando entre ausencias y presencias. Ahora el envase o envoltorio del té vuelve a ser objeto nuevamente, quedando prendido a su huella más inmediata, ese pretérito definido por la mancha y la coloración. Abriendo la posibilidad de enfrentarnos a un espejo múltiple donde la vida conjuga lo azaroso, el espacio cambiante donde se manifiesta la invisible unidad de las cosas».
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